Los judíos y la circuncisión - 3 de marzo de 2023

La circuncisión es uno de los principales rituales del judaísmo. En hebreo esta práctica se conoce como “Brith Milah”, y significa pacto o alianza entre Dios, el patriarca Abraham y su descendencia. Abraham fue circuncidado, a los 99 años, junto con su hijo Ismael y 318 hombres de su clan. Formalmente es una señal sobre el cuerpo de cada varón judío, procedimiento que es realizado a los ocho días de su vida en una ceremonia dirigida por un Mohel, quien es el encargado de retirar el prepucio. Esta señal física, no solo permite distinguir a los judíos de los demás pueblos, tambíen es una señal que conecta a cada judío con sus creencias y su fe. Ser judío es sinónimo de estar circuncidado, y significa ser parte de esta tradición que se comparte en cada generación. Los padres que circuncidan a sus hijos, se comprometen a formarlos dentro de los valores y creencias propias del judaísmo. Todos los detalles de la orden dada por Dios para que todo judío varón sea circuncidado se encuentran registrados en el libro de Génesis capítulo 17: ”Este es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes futuros y que habéis de guardar: Circuncidad a todos vuestros varones; circuncidaréis el prepucio y será una señal de mi pacto con vosotros”. Según la tradición, la circuncisión tiene el objetivo de consagrar desde el nacimiento la vida de cada hombre al Señor y por supuesto, recordarle este pacto todos los días. Maimónides, el filósofo judío, opinaba que la circuncisión también tiene el objetivo de recordarle a cada hombre su consagración a Dios día a día, afirmando la supremacía del espíritu sobre los instintos y placeres del cuerpo.

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