La cruel realidad detrás de los Juegos Olímpicos de Hitler - 1 de noviembre de 2022 

Berlín fue sede de los Juegos Olímpicos en 1936. Este evento deportivo fue usado como vitrina propagandistica del partido Nazi y de su canciller Adolf Hitler. Su objetivo era aprovechar el cubrimiento mediático y presencia internacional, para presentar al mundo una Alemania fuerte y unida. Durante aquellos días el régimen ocultó las actividades antijudías que había iniciado desde que llegó al poder en 1933. Se retiraron los carteles antisemitas y los periódicos moderaron su discurso. Sin embargo, no pudieron ocultar las exclusiones de los atletas judíos de las competencias. Tan solo Helena Mayer, una atleta de origen judío, compitió como esgrimista por Alemania. La prensa y los turistas disfrutaron por dos semanas de una Alemania pacífica y tolerante, sin saber que tan solo unos días antes 800 gitanos romaníes habían sido arrestados. William Shirer, periodista y corresponsal de guerra, fue una de las pocas voces que advirtieron al mundo sobre la marcada conducta racista y violenta del régimen militar Nazi. A pesar de los indicios excluyentes, 49 delegaciones de todo el mundo aceptaron participar en estas olimpiadas. Tres años más tarde, esta Alemania aparentemente pacífica y tolerante, inició la Segunda Guerra Mundial y acabó con la vida de seis millones de judios.

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